Presentación del Índice de Coherencia

Luisi Gil Payno y Pablo Martínez Osés, durante la presentación del Indico 2023.

Con el título «Cambiar la mirada para cambiar el mundo» el 28 de junio se presentó el Informe Indico 2023, en cuya elaboración ha tenido un papel destacado La Mundial. Se trata de una herramienta compuesta por 52 indicadores mediante los cuales se analiza la situación de 153 países del mundo y que visibilizan las consecuencias e impactos que tienen las acciones humanas y las políticas en los diferentes territorios y en las vidas de las personas», con el objetivo último de permitirnos «demandar políticas coherentes con los derechos humanos y con la sostenibilidad de la vida».

El Índice de Coherencia es una iniciativa impulsada por la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, en colaboración con Futuro en Común y la Red Española de Estudios del Desarrollo (REEDES). Un equipo de La Mundial ha coordinado y realizado el trabajo de investigación sobre el que se sostiene la herramienta y elaborado el Informe.

En el acto de presentación, celebrado en el Ateneo La Maliciosa, la coordinadora de la investigación, Luisi Gil Payno (Economistas sin Fronteras/La Mundial) y Pablo Martínez Osés (La Mundial), detallaron la metodología de la investigación y algunas de las claves para interpretar el Índice.

Indico es una herramienta para transformar las políticas a partir de lo más común que compartimos; nuestra radical ecodependencia y nuestras fundamentales interdependencias.

Indico 2023

Al comienzo de su intervención, Gil Payno valoró la colaboración de múltiples agentes en la elaboración del Índice y señaló que, junto con las entidades promotoras del Índice, esta herramienta es «sobre todo es fruto de un trabajo muy participado en el que hemos contado con contribuciones y aportaciones de muchas personas y de muchas organizaciones de diferentes ámbitos: de derechos humanos, feministas, ecologistas, de cooperación, etc. a las que queremos dar las gracias».

Gil Payno comenzó su intervención recordando brevemente por qué son necesarias esta y otras herramientas que nos permitan ver y entender la realidad desde nuevos puntos de vista. «Todas sabemos que vivimos en un contexto de crisis múltiples y entrelazadas, que nos enfrentamos a muchos desafíos muy complejos, multidimensionales, que tienen que ver con la alimentación, con la energía, con lo ecológico, con los cuidados. Estamos en una época en la que se cuestiona el marco de derechos humanos, en la que se cuestiona algo tan poco revolucionario como la Agenda 2030».

En este sentido, y citando a Amaya Pérez Orozco, señaló que «para actuar sobre el mundo, para poder transformar todas esas cosas, necesitamos pensarlo y para pensar el mundo necesitamos herramientas que nos ayuden a comprenderlo, a explicarlo desde otras lógicas diferentes a la lógica que nos muestra un único modelo hegemónico que, además, está en la raíz de todos esos problemas que tenemos por delante. Necesitamos herramientas que nos ayuden también a imaginar otros horizontes y a pensar, dibujar y construir políticas públicas que nos ayuden a avanzar hacia ello».

«Creemos que los indicadores son herramientas —con limitaciones, no somos ingenuos— que nos pueden ayudar a esto, porque al final configuran también nuestra mirada sobre el mundo». Tomando como referencia a Joseph E. Stiglitz en su libro Medir nuestras vidas, advirtió de que «si utilizamos las métricas equivocadas, concentraremos nuestros esfuerzos en las cosas equivocadas» y puso como ejemplos al PIB, cuyo crecimiento o no es fuente incesante de noticias y también de políticas públicas. También mencionó el Índice de Desarrollo Humano para señalar que, pese a ser más comprensivo también tiene limitaciones porque «solo se fija en lo social y en lo que ocurre dentro de los países, sin tener en cuenta qué impactos tiene eso sobre la ecología o sobre las personas que habitan en otros territorios».

«Por eso nos parecía útil construir un indicador que nos ayudase a mirar desde todos esos otros ángulos, a tener una mirada más compleja de la realidad», concluyó Luisi Gil Payno, antes de presentar brevemente la naturaleza de los indicadores utilizados para configurar el Índice de coherencia para entender por qué y en qué medida esta herramienta permite una mirada diferente.

El Índice de Coherencia: una mirada cosmopolita al bienestar de todas las personas y del planeta

El Índice es un indicador compuesto que nos sirve para explorar el comportamiento de los países en coherencia de las políticas para el desarrollo sostenible. Miden en qué medida los países tienen políticas públicas que sitúan en el centro el bienestar de las personas, la sostenibilidad del planeta, que incorporan una lógica cosmopolita en un mundo global, en qué medida las políticas incorporan una mirada feminista y en qué medida garantizan derechos para todas las personas», resumió la coordinadora de la investigación.

El Índice consta de dos grandes pilares: las transiciones y las presiones ecológicas. Respecto a las transiciones, tratan de recoger en qué medida las políticas de los países contribuyen a las transformaciones o cambios que necesitamos para hacer frente a todos los desafíos planteados y se articulan en cuatro (cada una de ellas se concreta en varias dimensiones y se miden a través de 50 indicadores):

  • Transición democrática
  • Transición feminista
  • Transición socioeconómica
  • Transición ecológica

El segundo pilar permite evaluar y premiar o penalizar a los países en función de los impactos y presiones ecológicas que ejercen sobre el planeta y cuenta con 2 indicadores. La idea es que «el país más coherente será aquel que lo hace muy bien en las transiciones con mínimas presiones planetarias»

Humildad, conocimiento y diálogo político para cambiar el paradigma del desarrollo: de la cooperación a la reparación

Pablo Martínez Osés, también miembro del equipo de La Mundial que ha llevado a cabo la investigación y la redacción del informe, invitó a conocer la web del Índice, que permite visualizar de forma comparada los resultados del mismo para los 153 países analizados, por ejemplo a través de la opción Indico en vista rápida. Asimismo, destacó que los datos y metodologías utilizadas, fruto de un trabajo concienzudo de tres años, están disponibles como datos abiertos para ser utilizados en investigaciones, artículos, etc. (sección Open Data de la web).

En su opinión, el Índice ofrece «una fotografía del mundo mucho más adecuada que todas las que nos ofrecen los rankings unidimensionales de renta per cápita o con dimensiones que no entrelazan los impactos que tienen las políticas de manera trasnacional, que no tienen en cuenta las interdependencias ni las incoherencias entre las políticas».

Como resultados más destacados, señaló que de los 153 países «ningún país del mundo está adecuadamente desarrollado», es decir, ni uno solo ha alcanzado niveles óptimos en lo referente a avances socioeconómicos democráticos, de derechos humanos, feministas y ecologistas adecuados y todo ello sin superar la biocapacidad del planeta que les corresponde. «Esta es una idea muy rupturista respecto a lo que venimos pensando o dando por hecho en las teorías del desarrollo», concluyó.

En segundo lugar, Martínez Osés destacó que más del 60% de los países «generan muy pocas presiones planetarias, luego cuando hablemos de cambio climático, pérdida de biodiversidad, desbordamiento de los ciclos planetarios, tengamos en cuenta que, aunque sea un problema común para los 153 países, no tenemos la misma responsabilidad a la hora de generarlo». En el polo opuesto, la situación en el Índice de los países occidentales y algunos de los Estados árabes emergentes en el panorama financiero permite visualizar claramente «el principio de responsabilidades compartidas pero diferenciadas».

En su exposición utilizó tres gráficos con datos extraídos del Índice en los que se ve claramente la presión planetaria que ejercen ciertos países, así como aquellos peor puntuados en el índice de secreto bancario y en el grado de militarización. Todo ello ilustra hasta qué punto es necesario desmontar los clichés en torno a lo que es o no desarrollo, lo que es o no un país desarrollado en términos globales.

En relación con las diferencias entre países, Martínez Osés aclaró que no solo dependen de lo bien que lo hagan los gobiernos de turno, sino que «tienen que ver con diferencias y desequilibrios en las relaciones de poder que son históricas y que hay que tenerlas en cuenta también. Hay quien dice desde el feminismo decolonial de América Latina que debemos empezar a pensar en sistemas de reparación internacional más que de cooperación internacional», sugirió.

En su opinión, es necesario «cambiar el paradigma del desarrollo, olvidarnos de la idea del desarrollo incluso para las políticas de cooperación internacional para el desarrollo». Frente al discurso ampliamente extendido del desarrollo sostenible, alertó de que, en la práctica, todo indica que no sabemos cómo lograrlo. Por tanto, concluyó, «necesitamos mucha humildad, mucho conocimiento, mucho diálogo político para poder transformar la realidad de las políticas públicas hacia lo que esta nueva mirada nos proporciona».

En este evento también participaron la abogada Pastora Filigrana, la periodista Nuria Alabao y Luis Rico, de Ecologistas en Acción, así como con la periodista Lucía Mbomío, que actuó como moderadora. Puede verse íntegramente en el siguiente vídeo: